Te hizo cornuda, no hay vuelta de hoja.

- “Rosita” no sé si soy la indicada en decirte…
- ¡“Mirtita”! ¿Qué pasó?
- No, nada, nada, yo no me tengo que meter en los asuntos de los demás
- Pero algo sabes, dale contame
- Es sobre “Pancho”, me enteré que te está metiendo los cuernos
- ¿Qué? ¡¿Me estás jodiendo Little Mirt?!
- No, bueh, mira…no estoy segura, es algo que me contaron hace unos días…
- ¿Quién te contó?
- ¡Hay! No sé, no me acuerdo
- ¿Tenes arteria clorosis puta? ¡Si te lo contaron hace unos días no te podes olvidar!
- ¡A mi puta no me digas! ¡Eso decicelo a tu vieja que andaba revoleando bombachas para darte de comer!
- ¡Con mi vieja no te metas! ¡Trabajaba honestamente!
- ¡Honestamente por el CULO, hizo carnudo a tu viejo y ahora te hacen cornuda a vos!
- ¡Sos una mala persona Mirta “Pulonni”!
- No, mala es mi hermana que es la que se ENCAMÓ con el Pancho!
Si, Rosita o cual sea tu chongo nombre, te metieron los cuernos que de tan grandes caminas encorvada. Pancho era un reverendo hijo de su mamita y tenía el miembro más flojo que el cuerito de la canilla que gotea en tu baño. Alguna desconocida, o tal vez no tanto, te va a contar el hecho y POR SUPUESTO NUNCA lo vas a escuchar de los labios del culpable. Vas a estar varios días/semanas/meses/años dependiendo de tu gravedad mental (Porque hay que ser pelotudo para estar mal, AÑOS) llorando desconsolada en tu habitación mientras tu mamá te pregunta porque estás mal y vos te estás ahorcando con papel higiénico mojado escuchando los lentos de Arjona. Un día vas a tomar coraje, o el muy SINVERGÜENZA y papanatas va a volver a tocar tu puerta y vas a pretender poner las cosas en claro. Panchito va a negar rotundamente lo que te enteraste y le va a echar la culpa a “¿Mirta Pulonni? ¡Esa necesita un buen trozo! ¿No ves que esta celosa? No nos puede ver felices” y te va poner ojitos de perrito mojado con escoliosis múltiple y sarna. CAÍSTE, le das un beso y todo vuelve a la normalidad. ¡ERROR! Querida compañera, formas parte del género femenino, y por lo tanto, de “La pelotuda que le da pena los ojitos de perrito mojado con escoliosis múltiple y sarna”. Esta situación se puede repetir de 1 a 987.544.999 veces y siempre vas a decir: “Pero me miró con esos ojitos, ¡como nunca! ¿Porqué no iba a perdonarlo?” ¿Querés saber porqué? ¡Porque sos una boluda! Chiqita enamoradiza, abrí los ojos y cerrá las piernas que la estufa de ahí abajo te está sacando chispas. Olvidate del placer que “EL GRAN PANCHO” te daba y date cuenta que dentro de la raza humana, el hombre, es un tiburón blanco de tres cabezas. La próxima vez, te recomiendo un botín futbolero con placa de metal en la punta para recibirlo con una patada en el culo que lo mande a Kuala lumpur sin escalas.

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